Bien, pues a veces suceden cosas como las siguientes , estudias medicina, escoges una dirección académica con clara vocación y la vida, bajo el manto de la inquietud y la pregunta constante, te coloca en circunstancias totalmente imposibles de prever que te dan la oportunidad de dirigirte a campos distintos y tomar decisiones lejos de lo previsto. Fascinante a mi modo de ver, rigurosamente vibrante y capaz de conseguir importantes motivaciones en el recorrido y duración de una vida. Así me ocurrió a mi como a tantos otros.
Tengo sobre mi ,cuarenta y cuatro años de experiencia en el ejercicio de mi profesión y como es de suponer, de mi encuentro con el Dr. Alfred Tomatis, queda en mi haber todo el conocimiento que tan generosamente me dio y me ayudó a comprender sobre el ser humano y su globalidad. La total convicción, de que sin escucha no hay un buen nivel de conciencia ni una auténtica comunicación. Que de esta escucha dependen neurológicamente el funcionamiento con normalidad de infinidad de estructuras neurológicas que precisan para la correcta utilización de la globalidad que da el proceso integrador sensorial. Que sin la presencia de esta dimensión humana, se pierde la serenidad y la autentica percepción de quien somos en nuestro ser más profundo. Y que la evolución humana, debe mirar hacia esta cualidad neuro-anatómica–funcional para dirigirse a la trascendencia.
Durante todos estos años, he vivido muchas horas en la observación atención y escucha a los sufrimientos de mis pacientes, llevándome todo ello a poder afirmar que si la adquisición de la escucha valiéndonos de la metodología de la estimulación neuro-sensorial auditiva que nos proponía Tomatis, es importante, no es menos importante adquirirla también a través de medios colaterales que pueden hacerla asequible a un numero mayor de personas que precisan para alcanzarla, métodos de mayor accesibilidad.
La técnica del Dr. A. Tomatis es extraordinariamente efectiva, útil y muy beneficiosa. Aunque no sencilla de llevarse a cabo. En primer lugar precisa un tiempo que no siempre el paciente dispone y su coste suele ser elevado. Sin invalidar una terapia tan extraordinaria como esta, ha sido necesario encontrar la manera de que muchos de los pacientes a los que no les es posible acudir tan a menudo a una consulta para llevar a cabo las estimulaciones con el material especializado, puedan beneficiarse con ejercicios estrictamente elaborados con base neuro-funcional, que les van a permitir obtener resultados también satisfactorios.
Las técnicas que llevan implícita la utilización de materiales electrónicos para ser utilizada, no están exentas de peligros. Puede confundirse lo terapéutico con la técnica. Se puede prestar mas atención al funcionamiento del material que a la preparación del terapeuta que va a utilizarlo. Además no van a faltar los oportunistas que aprovechen para organizar sus negocios de ventas.
Tampoco estoy a favor de asociaciones y afiliaciones que son fuentes de terapeutas clónicos sin libertad de acción ni posibilidad de madurar y crecer en el arte terapéutico multidisciplinar.
Otro peligro es, confiar que una máquina puede conseguir que ahuyentemos nuestras desgracias, errores vitales y que pueda devolvernos nuestra felicidad y bienestar. Tampoco esto es cierto, una máquina nos ayuda a agilizar el proceso que hayamos iniciado, pero este no avanzará si no esta presente la participación personal en su totalidad y el claro deseo de dirigirse hacia el cambio con la voluntad de poner todo el ser al servicio del proceso evolutivo en compañía del terapeuta.
El progreso nos ofrece artilugios que habitualmente son presentados como mágicos equipos que harán el trabajo por nosotros. No es así y de esto hay que informar con claridad. El ser humano es de una gran complejidad y todos los sistemas terapéuticos reduccionistas, es decir, que se basen en la creencia de que una máquina lo va a hacer todo, están en el campo mecanicista y este campo, afortunadamente, va desapareciendo con el despertar profesional cada vez mas rigurosamente preparado para asumir el acompañamiento hacia el encuentro con la conciencia profunda del ser.
Así que después de un correcto diagnostico basado en el saber del terapeuta y valiéndose de las pruebas, que crea oportunas, decidirá si esta integración sensorial es necesaria para el caso en cuestión y la manera de llevarla a cabo. Si considera que puede ser de gran ayuda al paciente tendrá que determinar que tipo de programación y con que parámetros auditivos aplicara la técnica correspondiente. No valdrán protocolos preestablecidos propio de terapeutas que no poseen la madurez suficiente para definir que es lo que necesita el paciente en el momento en que se encuentra. Posteriormente al trabajo de abertura de la escucha e interpretando en cada momento la evolución que presente el paciente y el punto en que se encuentra a nivel de la conciencia profunda de si mismo, evaluará la posibilidad de iniciar el trabajo personal terapéutico a fin de aprovechar al máximo el trabajo neuro-sensorial que se ha estado llevando a cabo.
Como he citado ya en alguna ocasión, esta estimulación sensorial llamada al principio con el nombre Método Tomatis, se ha beneficiado a lo largo de los años, de los avances en las neurociencias y seria imperdonable que se utilizara de manera obsoleta, un terapia con un valor y unas bases neurológicas tan extraordinarias.
Me satisface llevar de la mano a mis alumnos en los cursos de formación y seminarios, hacia una nueva etapa en la que las definiciones han cambiado y también la aplicación de lo que mi maestro me dio con tanta generosidad. Hoy en día desde la estimulación sensorial auditiva, hablamos de medicina Neuro-emocional para los médicos y de Escucha Evolutiva para el resto de terapeutas y a través de estas dos disciplinas avanzamos en nuestra Escuela Terapéutica a fin de no oponer ninguna resistencia al normal avance de la ciencia tanto médica como terapéutica .
Para ello formamos no solo en la aplicación de una técnica, sino en el entendimiento a nivel metafísico y neurológico en toda su extensión, de un concepto tan humanamente elevado como es la dimensión de la Escucha y las distintas maneras de llegar a ella .
En todo trabajo de adquisición de la Escucha a través de la integración sensorial auditiva, se tiene siempre en cuenta que esta dimensión va mas allá de la audición propiamente dicha. En esta terapia, existen varias fases que de manera progresiva van introduciendo a la persona en una dinámica de conexión consigo misma y de experimentación de su ser. Bien es verdad que es necesario a la vez poseer el firme propósito de reconocer aquellas zonas oscuras y aquellas creencias adquiridas en el recorrido de nuestras vidas que irán apareciendo a medida que la conciencia de si mismo se hace presente. Esta, se hace presente de manera poderosa, separándose de su identificación con el “yo mental” falso, engañoso y sufridor.
En una primera, fase hay una disminución del estado ansioso y en su lugar aparece un cierto estado de agradable serenidad que permite reencontrarnos con más tranquilidad con nosotros mismos. Es como una corriente subterránea de paz y tranquilidad.
En realidad es un despertar hacia la posibilidad de plenitud a la que todos podemos acceder. En esta fase aparecen también resistencias originadas por pensamientos que pueden generar sentimientos de malestar. Cualquier pensamiento que deriva de nuestra manera habitual de vivir o de reaccionar frente al mundo, determina la medida de resistencia a un cambio. Ejercen a modo de barrera bloqueando la posibilidad de entender que podemos ver y vivir el mundo que nos rodea de manera diferente.
Pero lo verdaderamente importante de esta primera fase es la disminución de la ansiedad y habitualmente la tensión emocional si la hay, incluyendo los estados ansiosos que tenemos y de los cuales no somos conscientes de ello.
En la fase siguiente y siempre acompañado por un terapeuta, va apareciendo o fortaleciéndose poco a poco la conciencia corporal. Esto nos indica en que área cerebral estamos accediendo. Sin duda estamos trabajando el integrador neuro-funcional vestibular-cerebeloso, que depende en parte del vestíbulo auditivo (órgano del oído que tiene como función regular la coordinación del movimiento y el equilibrio corporal). Es un momento interesante que nos va a permitir la posibilidad de poder llevar a cabo un sin fin de técnicas de trabajo corporal. En esta fase se avanza en la decodificación del lenguaje del cuerpo a nivel del tejido duro (los huesos) y de los tejidos blandos (los músculos, la piel y los órganos). Todo ello refleja, como veremos más adelante, experiencias que hemos vivido, actitudes adoptadas y modelos mentales. Con nuestro cuerpo nos movemos, nos expresamos y pasamos a la acción. Así que es muy importante que adquiramos la conciencia de todo ello. Es un primer paso al que se le debe prestar la debida atención.
Es especialmente interesante y a la vez muy útil, que se establezca un diálogo perceptivo con el cuerpo y con los órganos para poder atender a la presencia de los centros de actividad. La cabeza, la columna vertebral y las extremidades, con las que en parte nos movemos y desplazamos y por otra gesticulamos al expresarnos sea con el lenguaje o sin él. En algunos casos puede ser conveniente aconsejar alguna manipulación de reequilibración postural efectuada por un osteópata .
La conciencia corporal deben acompañarnos durante nuestra vida ya que vivimos sumergidos en un cuerpo hasta el final de nuestros días y es sumamente interesante entrar en el conocimiento de la sabiduría corporal.
Existen ejercicios que pueden acompañar esta etapa, los más útiles se harán con los ojos cerrados activando la escucha del cuerpo y a través del cuerpo aprendiendo a sentir el espacio que nos rodea que no es más que el universo y que colinda con el limite impuesto por nuestro cuerpo: la piel
Quizás esta es la razón del porque la piel que nos cubre y nos protege esta tapizada por una célula que no es mas que una célula auditiva (célula de Corti) la cual ha perdido su aparato ciliar conservando un único cilio, el pelo. En esta fase pueden aparecer sensaciones de tensión, incomodidad, dolor etc., son signos inequívocos de que el cuerpo ha cristalizado emociones negativas. También son convenientes en esta etapa los ejercicios de diálogo con nuestros órganos, especialmente necesario para trabajar después con los ejercicios de sanación.
Es interesante observar como cada uno de nosotros presenta dificultades diversas ante el hecho de conectar con alguna de las partes de nuestro cuerpo. Habitualmente solemos desconocer claramente algunos detalles en la forma de nuestra cara, nos cuesta percatarnos de que una mitad es distinta de la otra, también presentamos dificultades en concienciar la extremidades inferiores y la parte superior de nuestra espalda. Existen algunas razones para ello.
Aconsejo incluir los ejercicios de respiración siempre con el cuerpo debidamente hidratado. Y finalmente es importante también, si existe algún tipo de dolor o de malestar, que el paciente no lo considere como un “enemigo” sino como un mensajero que trae información... una valiosa información. provienen de los órganos de los sentidos, son de gran utilidad y ayuda .
En las fases siguientes, de manera progresiva, van apareciendo poco a poco la identificación de actitudes, de pensamientos repetitivos, de códigos y creencias adquiridas, en una palabra, se entra de lleno en la conciencia mental. Paulatinamente, con el acompañamiento del terapeuta y la decisión personal de avanzar en el conocimiento de si mismo, se va descubriendo que es lo que esta pasando fuera y dentro de si mismo. Es un momento importante en el que se van reconociendo los sentimientos que se han ido generando a lo largo de nuestra historia personal. Podríamos decir que se va abriendo una cierta "conciencia emocional"
Hay que intentar siempre trabajar, desde el presente y con una actitud firme de esperanza, energía y positivismo que el terapeuta debe saber contagiar. De esta manera se dirige al paciente hacia su interior y hacia su conciencia emocional, sin juicios ni culpas ni castigos.
A las "dos conciencias", la mental y la emocional, es necesario activarlas conjuntamente ya que una no va sin la otra o mejor dicho una depende siempre de la otra. La conciencia mental, solo posee la capacidad de comprender y analizar y la conciencia emocional posee la capacidad de reconocer las emociones que han despertado nuestros pensamientos. Hay que acceder suavemente al reconocimiento de estas emociones, sin juzgarnos, sin castigarnos y sin estremecernos ante su identificación. Lo que terapéuticamente se consigue con la estimulación neuro-sensorial integradora es penetrar profundamente en el cerebro y abrir nuevas rutas que refuercen las redes de conexión establecidas en la profundidad del cerebro. Los avances en neurociencias nos insisten en la importancia de la participación de los trayectos sensoriales y sensitivos en el fenómeno de la cognición, siendo muy valiosa la activación de los circuitos senso-motores en la estimulación neuro-sensorial. Además no hay que olvidar, porque ejerce una importante contribución sobre estos mecanismos, la influencia del estado emocional, ya que intervienen de manera poderosa y fundamental en el diálogo entre el cerebro cognitivo y el cerebro emocional.
En realidad es un juego dialéctico entre el córtex cerebral o también llamado cerebro cognitivo y el sistema límbico llamado también cerebro emocional. El cerebro cognitivo es una especie de “disco duro” en el que se van a almacenar conocimientos aprendidos experiencias derivadas del exterior junto con la capacidad analítica. El cerebro emocional será el “disco duro” en donde se van a almacenar todas las sensaciones percepciones y emociones, aunque no seamos conscientes de ello, vividas desde el claustro materno hasta nuestros días.
Este importante diálogo, debe poder mantenerse en equilibrio sin que prime el cerebro cognitivo sobre el emocional o este sobre el cognitivo. Los dos "cerebros" pueden estar en perfecto diálogo o por el contrario en franca competencia disputándose el control. En realidad, la ansiedad tiene que ver con la saturación y control de una parte sobre la otra. Así que de ello dependerá el desequilibrio o el equilibrio entre el pensamiento la emoción y la vivencia corporal. Es importante conseguir que se pueda regular la saturación a nivel emocional y a la vez disminuir el excesivo control sobre las emociones. En una palabra el equilibrio.
En realidad el diálogo debe ser de cooperación y la serenidad y la armonía interior que aparecen en esta fase de la terapia, tiene directa relación con esta dinámica de cooperación. Para que nuestra mente cumpla debidamente su función debe siempre actuar en total globalidad, aunque cada parte puede tener adjudicada una función, no podrá ejercer su cometido sin la totalidad del mismo. El emparejamiento de los "dos cerebros" nos ayuda a llevar a cabo una correcta vida psico-afectiva .
El cerebro emocional, fisiológicamente conectado al cuerpo y ayudado a su vez por el cerebelo, es el encargado de establecer el diálogo a nivel físico-químico con el cuerpo en el intrincado acto del sentir de nuestras emociones. Es una "central" a la que llegan permanentemente de retorno informaciones provenientes del cuerpo con lo cual de esta manera puede hacerse posible la regulación del equilibrio homeostático.
Esto explica el hecho de que, las emociones, consecuencia de nuestros pensamientos, desencadenan un sinfín de alteraciones químicas que a su vez desestabilizan el equilibrio regulador. Así pues, tenemos la conciencia corporal, la mental y la emocional desencadenadas por la acción de la escucha a estos niveles y vemos también que las tres están íntimamente unidas para poder funcionar como un todo.
Cerrándose el bucle, el cerebro emocional mantiene el dialogo con el cerebro cognitivo y los dos, ayudados por el sistema vestíbulo-cerebeloso establecen un conjunto al que se le añade además del equilibrio químico regulador, la profunda coordinación de nuestros movimientos y la conciencia a nivel corporal.
Es por esta razón que la estimulación neuro-fucional a través del oído o a través de ejercicios a distintos niveles, nos permite por un lado que el conjunto integrador vestíbulo-cerebeloso apoye el diálogo que se establece entre los dos “cerebros” ya que, cualquier acto a nivel sensorial, debe atravesar el cerebro emocional para poder corticalizarse en el cerebro cognitivo. Recordemos que en la primera parte de este libro, citaba la diferencia entre un sonido oído y un sonido escuchado. El sonido escuchado lleva en si un trabajo previo de acomodación que da paso a la auténtica percepción. En el campo de la neuro-fisiologia auditiva este hecho es de capital importancia.
A todo esto, debe añadirse el potencial energético que posee el sonido gracias a la célula de Corti o célula Auditiva (citada ya anteriormente en este libro). El propio funcionamiento de esta célula, provista de una gran cantidad de mitocondrias y de un aparato ciliar en su parte apical, proporciona una elevada cuantía de energía para la función primera cortical y subcortical cognitiva y para que se establezca el diálogo con las subyacentes e importantes estructuras.
No es mi intención extenderme en estos conceptos neurológicos que son propios de estudio en la especialidad de neurología, pero estoy convencida que es de capital importancia el que todos nosotros profundicemos, aunque sea someramente en estos conocimientos para poder entender de que se tratan terapias que, o por haber sido banalizadas o por no haber sido prestada la debía explicación, pierden el rigor que se les debe.
En esta avanzada fase de la terapia, el terapeuta debe acompañar a la persona como decíamos anteriormente, hacia el más profundo posible conocimiento de si mismo, para que comprenda y sienta la necesidad de efectuar los cambios en su vida que le adentraran en la sabiduría de restaurar la globalidad e iniciar el camino hacia lo esencial.
Ineludiblemente esto tiene que ir acompañado por los ejercicios de escucha activa, la meditación y el silencio. Es así como se pueden ir eliminando las emociones tóxicas, llegar a saber "quienes somos", "quien queremos ser" y así empezar a dirigir nuestra vida desde la presencia y desde el ser, poniendo en acción todo el potencial que poseemos y que tan a menudo desconocemos.
Todo lo descrito, da acceso a la fase más interesante de toda terapia, el paciente atraviesa lo lógico, va más allá de lo intelectual para adentrarse en la plenitud espiritual, creatividad y liberación del alma.
No me refiero a los términos religiosos sino a los metafísicos. La escucha ha pasado de ser un proceso físico para dar paso a la expresión de la libertad del SER. Cuando poseemos libertad emocional nos es posible construir crear e intervenir en nuestro propio destino. En realidad se trata de la escucha Universal de dimensión infinita, en ella existe, la compasión el amor la alegría, la paz y la profunda exploración y conocimiento de nuestra identidad esencial y metafísica. Es el desarrollo de un nivel de conciencia superior, que nos acerca a allí donde se encuentran todas las posibilidades y todas las probabilidades, como auténticos regalos inscritos en nuestra trascendencia.
Justo en este punto, terapéuticamente, es posible penetrar en profundidad en la intuición, en la creatividad y en la creencia de que nuestro deseo de cambio y de evolución no solo es posible sino un camino fascinante. Es la conexión con una realidad Superior que no se puede definir, que solo es posible experimentar, la Trascendencia y es sin duda esto, lo que en realidad nos transforma.
En esta etapa, los ejercicios que nos pueden ayudar son muchos y muy interesantes. No voy a citarlos en este libro ya que no es este el propósito, aunque dos de ellos son de cumplimiento obligado y no sustituibles: la meditación y la escucha del silencio a los cuales me referiré con mas detalle mas adelante.
El ser humano, pues, en el proceso de su existencia está llamado a la transformación y al crecimiento. Este proceso de desarrollo interno necesita en primer lugar, la voluntad de CAMBIO y por otra de elementos inductores que le ayuden a abrir todos los canales de percepción, del sentir, entender, conocer y así progresar.
Todas las técnicas que le lleven a una mayor percepción de si mismo van a ser de gran ayuda para que cumpla la difícil tarea de dirigirse desde su propia existencia, al SER.
La percepción visual de su entorno, la auditiva, la corporal, el lenguaje, su historia personal, sus conductas, sus deseos, su creatividad, etc.. La escucha, dimensión auditiva que va más allá de la audición, es una de las condiciones indispensables para el crecimiento humano. Aparentemente simple, posee la profundidad que le otorga el ser el punto de unión de la persona con su conciencia. Perder la escucha es de alguna manera perderse a si mismo en la turbulencia de la ansiedad que nos lleva a somatizar es decir, a expresarnos a través de nuestro propio cuerpo. Esta primordial función puede quedar bloqueada en algún momento de nuestra vida ya sea a causa de nuestros códigos de conducta, nuestras creencias aprendidas, conflictos emocionales o simplemente por algún proceso mórbido del oído.
La unidad del ser humano nos obliga a dirigirnos al camino que nos lleva a la conciencia de nosotros mismos y a ser elementos activos de nuestra existencia. En una palabra, a dirigirnos hacia el SER, que es en realidad nuestra verdadera naturaleza.
En este orden de cosas, las técnicas llamadas terapéuticas son importantes, útiles y básicas. Buenas la mayoría de ellas, nefastas otras, pero jamás ni una técnica ni una máquina por si sola, ha sanado a nadie, siempre ha coexistido la voluntad y la intencionalidad del cambio en el paciente y la presencia, (que no tanto la intervención) del terapeuta. Este siempre, sin creerse autor, ayuda si actúa desde el corazón y desde sus conocimientos. Así que no confundamos la herramienta con el acto terapéutico. Son dos elementos necesarios pero a los cuales hay que adjudicar a cada uno de ellos, créditos distintos.
Sea cual sea el camino que escojamos para acercarnos al ser humano, veremos que todos tienen en común su enorme complejidad. En todos ellos se constata un hecho remarcable: el ser humano, con capacidad para pensar, se encuentra inducido hacia una dinámica que le lleva de forma consciente o no, al deseo y necesidad de expresar su trascendencia. A través de la función de la escucha, el hombre es capaz de comunicarse con su universo, del cual es traductor, utiliza su cuerpo como instrumento, el lenguaje como vehículo de expresión de su pensamiento y el desarrollo y conocimiento de su campo emocional como expresión de su SER.
En cuanto al cuerpo, necesitará de la conciencia corporal, de la motricidad y del gesto, interaccionando la recepción y la emisión (escucha corporal). Y en cuanto al lenguaje, habrá también exigencias para su realización, la verticalidad, la liberación de la mano y la lateralidad. En cuanto al conocimiento y desarrollo de su área emocional, necesitara la consciencia de si mismo y del propio equilibrio emocional.
Vemos pues, y casi lo hemos olvidado, que en este fantástico viaje, interviene, el oído, el cuerpo, las emociones, los pensamientos y el alma y lógicamente pretender que una máquina lleve a cabo todo este espléndido viaje es una auténtico disparate. Lo que si es cierto, es que trabajar la actitud de escucha invita al ser humano a conseguir que esta fuerza de la cual estamos provistos, aunque a veces este dormida, tome parte activa en nuestras vidas, pero es el estado preliminar .
Porque a todo esto le sigue la conciencia de esta escucha y a partir de ahí llega la conexión con una realidad superior. Realidad que ya existe en el Universo.
Como he dicho ya en alguna ocasión, nuestro diseño humano, esta provisto de todo lo necesario para llegar a ello, solo hay que despertarlo y activarlo. El acompañamiento sincero serio sabio y afectivo de un buen terapeuta, condiciona que el resultado sea excepcional.
A veces nos es difícil explicar que es lo que nos ha ocurrido durante el transcurso de esta terapia o que es lo que hemos estado viviendo con esta experiencia. En el tiempo, es posible que experimentemos emociones que no nos sea fácil describir. Puede que emerjan situaciones que creíamos resueltas, cambios de humor o experimentar tristeza. Esta dificultad en identificar algunas de estas sensaciones, está causada porque habitualmente se experimentan en tiempos muy cortos. En estos casos, si el terapeuta sabe aprovecharlos, son de una gran riqueza de revelación y testimonio. Y no olvidemos que en la neuroestimulacion sensorial (que ya hemos citado como basada en las teorías del Dr. Tomatis), una cualidad que le es propia, es la capacidad de poder relativizar aspectos que en un pasado parecieron muy importantes y fastidiosos y en la actualidad se presentan como carentes de valor.
El instructor o terapeuta, sabrá acompañar cada uno de los pasos que hay que seguir en función del caso en particular y de la evolución personal. No debe pretender manipular resultados ni persuadir de los hipotéticos beneficios de la terapia. Simplemente debe escuchar para saber en que momento puede y debe intervenir, rompiendo el silencio y dirigiéndose al alma del paciente. Su presencia será siempre amorosa recordándonos nuestro destino divino y nuestras potencialidades como potentes activadores del proceso.
Debe recordarnos también, la intención de escuchar haciéndonos comprender hasta que punto nos puede llevar esta importante dimensión humana auditiva. Reducirá siempre que pueda la carga emocional negativa suministrándonos ejercicios que desbloqueen si es necesario la apertura emocional.